martes, 14 de julio de 2009

Haga fila desde aquí

Creo que las colas para pagar son el peor invento de toda la historia. Es decir, ¿qué onda? Inventaron el aire acondicionado, el baile del caño, la trampa del off-side… ¿y a quién se le ocurre crear la fila para pagar? O sea, vas a un lugar especialmente a perder tu tiempo, y encima tenés que pagar por eso. En fin…


Si mis pies hablaran, hay tres colas que hice por las que me putearían hasta causarme un trauma acústico:


En el puesto número tres está la cola que hice para entrar al recital de Ronnie James Dio en 2006. ¿Cómo que quién es Dio? Allá en los ochenta se encargó de reemplazar a Ozzy Osbourne en Black Sabbath. Y hablando de los grandes inventos, Dio cambió para siempre el mundo de la música. Gente, ¡este tipo fue el que institucionalizó hacer los cuernitos en las canciones de rock! Un genio contemporáneo, ¡y ustedes no saben quién es!


Bueno, la cosa fue que la entrada al estadio era a las ocho. Con mi hermano siempre fuimos muy previsores… y a veces, demasiado. Empezamos a hacer la fila desde las seis menos cuarto, como los jubilados. Todo el circo ése de los recitales metaleros es hermoso: toda gente vestida con camperas de cuero negro, tachas, pelo largo con mugre de tres días, muchos que llegan en esas motos gigantes y ruidosas… y en el medio de todo eso, mi hermano y yo haciendo cola para entrar. A las dos horas de espera, los ánimos todavía estaban exaltados. En un momento pasó una cámara de TV y todos gritaron y saludaron con los cuernitos, menos mi hermano y yo, que desde afuera parecíamos habernos confundido la fecha del recital de Elton John. Recién a las cuatro horas las puertas se nos abrieron. La euforia rebelde se nos había pasado hacía rato; creo que todo había sido una estrategia para amansarnos. Ya adentro nos tuvimos que bancar dos bandas soporte, una peor que la otra, pero bueno, eso lo dejo para cuando haga un monólogo de ése otro pésimo invento que son las bandas soporte.


Cola número dos fue la que hice este año, para el velatorio de Alfonsín. Sí, gente, un viernes a la noche me clavé casi cinco horas para ver siete segundos al padre de la democracia. La cosa fue así: volvía de cursar y en eso recibo un mensaje: “che, ¿vamos a verlo a Alfonsín? Lo van a estar velando toda la noche”. Y lo peor era que no se trataba de una broma; el amigo que me había escrito hablaba en serio. En el momento, toda la situación me hizo pensar bastante, porque me parece que los homenajes se hacen en vida. Si yo tenía algo para decirle a Alfonsín ya era demasiado tarde; él no me iba a escuchar, sólo guardaría respetuoso silencio. La sola idea de trasnochar haciendo una cola de quince cuadras en una noche fría y rodeado de miles de radicales que se habían materializado de la nada me pareció algo tan absurdo, aburrido y deprimente… que lo tuve que hacer. Es decir, si a mi amigo le decía que no, ¿con quién iba a ir él? En síntesis, suceso histórico o no, yo fui para hacerle el aguante a un amigo fanático del cholulismo político desde la una hasta las seis de la mañana. (PAUSA). Dios, no sabía lo que estaba haciendo.


Y bien, finalmente llegamos al primer puesto: la cola más larga y frustrante de la que tenga memoria fue en 2005. Se trató de un acto de sacrificio personal, de amor profundo, devoción absoluta y tendinitis aguda del pie derecho. Fue la fila que hice para sacar las entradas para el partido de las Eliminatorias para Alemania 2006 entre Argentina y Brasil. Ocho horas de cola… y no conseguí las entradas. Al final estaba física y moralmente aniquilado; ni siquiera llorar podía, era menos que humano. Me acuerdo que el tedio y el dolor de pies fueron tales que comencé a tener alucinaciones. En un cierto punto, pasada la sexta hora, yo creía que era un sauce llorón.


Sé que cuando sea muy viejo y esté demasiado paralizado por la artritis, la artrosis y los reumas como para someterme a un tratamiento local personalizado en avenida Jujuy 633, me voy a arrepentir de haber desperdiciado mi juventud esperando pagar la luz y el gas. Al menos sé que entonces voy a poder ir a la caja prioridad, pero cuando uno… (MIRO EL RELOJ. TOMO UN PAR DE MULETAS). ¡Uh! Che, ¿un Pago Fácil por acá…?


G. M.

1 comentario:

Santurro dijo...

Certero, mi estimado.